La gestión interna de una flota vehicular no es un asunto menor para una empresa, pues una mala administración de ésta representa un riesgo para la seguridad de los usuarios y un potencial gran costo a largo plazo.
La vida útil y la seguridad de un automóvil están directamente relacionadas con la clase de uso al que esté destinado y los mantenimientos que se le hagan.
Existen dos tipos de mantenimientos para las flotillas vehiculares empresariales: preventivas y correctivas. Las primeras tienen una frecuencia determinada por el fabricante de cada marca y están definidas por el kilometraje, no implican grandes gastos y son absolutamente previsibles.
De otro lado, cuando el vehículo presenta alguna falla por desgaste de alguno de sus componentes, se habla de mantenimientos correctivos, e implican revisiones a fondo, cambio de partes como producto del desgaste normal, o de repuestos por daños que muchas veces no son fácilmente identificables, que pueden tomar un buen tiempo y que, en consecuencia, son costosas.
Para evitar estos incidentes es fundamental tener un registro preciso de las revisiones y mantenimientos preventivos de todos los vehículos y así poder detectar necesidades puntuales y evitar daños mecánicos graves, detención de la operación e incluso accidentes.
Otro de los grandes problemas a los que se enfrentan los vehículos para fines laborales es el de tener una gran cantidad de usuarios durante su vida útil, e incluso ser operados por dos y hasta tres personas en un mismo día, así que los conductores no alcanzan a percibir las diferencias de comportamiento del vehículo, porque están acostumbrados a subirse a uno distinto cada vez y así es más difícil identificar potenciales fallas.
¿Cuándo hacer las revisiones?
Gran parte de los fabricantes de automóviles recomiendan que los mantenimientos deben hacerse cada 15 mil km. para vehículos de usuarios particulares, pero esta cifra es muy distinta para los carros, camionetas o furgones usados con fines comerciales, ya que generalmente se enfrentan a un mayor desgaste por los tipos de vías, condiciones de la operación y variedad de usuarios, entre otros factores, así que estas revisiones preventivas deben hacerse en la mitad del kilometraje recomendado para otros usos.