Mantener una buena postura corporal nos beneficia tanto desde el punto de vista de la salud como de la estética. Si nos mantenemos erguidos y con la espalda recta evitaremos problemas musculares y de columna, mantendremos una buena oxigenación y una apariencia esbelta.
Una postura adecuada está relacionada con la salud general y con la calidad de vida, pero conseguirla depende de factores como la personalidad, aspectos fisiológicos, biomecánicos y de educación, en resumen se trata de hábitos adquiridos a través de la vida y, por esa misma razón es un comportamiento que puede re-aprenderse y modificarse mediante la actividad física, el cuidado y hasta la terapia física.
Malas posturas son tanto el cuerpo inclinado muy hacia delante como excesivamente derecho, estas dificultan la respiración y pueden ocasionar problemas como lumbago, escoliosis y lordosis, además de comprimir los órganos de la digestión y provocar molestias digestivas.
Frente al computador o en nuestro ambiente de trabajo, una mala postura puede significar estar faltos de atención y por lo tanto, menos productivos. En cambio una postura adecuada previene enfermedades y hace ver más esbelta a la persona, alargando el cuello y el torso, haciendo que parezca más delgada y hasta más alta.
¿Cómo es una postura correcta?
La postura ideal de una persona es la que no se exagera o aumenta la curva lumbar, dorsal o cervical, es decir, cuando se mantienen las curvas naturales de la columna vertebral.
Esta se logra al mantener la cabeza erguida en posición de equilibrio, sin torcer el tronco, la pelvis en posición neutral y las extremidades inferiores alineadas de forma que el peso del cuerpo se reparta adecuadamente.
Para mantener una buena postura necesitamos:
Hacer actividad física: para mantener una postura correcta es necesario desarrollar la musculatura, por lo que se recomienda hacer pausas de ejercicios si se tiene una jornada laboral larga, así como estimular otros grupos musculares caminando, andando en bicicleta o nadando.
Fortalecer los músculos de ciertas zonas: abdominales, glúteos y hombros son las áreas del cuerpo que menos se suelen ejercitar en nuestra actividad cotidiana, y por lo tanto es indispensable reforzarlas mediante ejercicios localizados.
Cuidar el peso: La obesidad y el sobrepeso se convierten fácilmente en un problema de postura. Es importante conocer tu cuerpo, controlar el peso y mantener una buena alimentación.