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Naciste con una inspiración, morirás con una exhalación.
Sin darnos cuenta, con el paso de los años nos hemos dejado contaminar con todos aquellos patrones de crianza y sociales, que nos dicen que es correcto sentir y actuar de cierto modo, y así en la medida en que fuimos creciendo, fuimos alimentándonos con diferentes experiencias, donde aprobamos que sentir, pensar y actuar de ese modo, nos resultaba funcional.
Ahora lo que te debes preguntar es, ¿qué tan feliz y pleno vives tu vida?, y si esos patrones que adoptaste para vivir tu vida ¿si resultan ser tan funcionales cómo crees? ¿Vives una vida armoniosa con tu familia?, ¿sin ningún tipo de conflicto laboral o personal?, ¿tienes el trabajo ideal? ¿Tienes el jefe ideal?, ¿los compañeros ideales?
Al responder estas preguntas, no lo hagas basado en las experiencias de otros, o justificándote diciéndote frases cliché como, “la felicidad nunca es completa”, “nadie vive sin conflictos”, “nadie vive una vida perfecta”. Tan solo centra tu respuesta en tu corazón y en lo que hay en tu vida que quisieras transformar para vivirla mejor.
Otros aspecto importante que preciso aclarar, es que vivir la vida feliz, no se mide por tus bienes materiales o por la cantidad de dinero que ganes, o si tienes la casa ideal con el carro ideal. La felicidad no se mide en nada que puedas dejar de tener de un día para otro. Se mide en todo lo que hay dentro de ti y que permanece sin importar las circunstancias, eso que tienes allí adentro, es lo que te permite ser pleno y feliz, así a los ojos de otro no tengas el trabajo ideal o el jefe ideal o el carro ideal.
Eso que prevalece dentro de ti es lo que realmente llena tu vida y te permite manejar las tensiones del día a día, todos tenemos cuentas por pagar, hijos a quienes atender, parejas con quienes tenemos diferencias, todos lidiamos con el tráfico de la ciudad, pero no todos sufrimos por ello, y no a todos nos causa angustia, miedo, rabia o frustración vivir con todo ello.
Así es que transformar tu vida, no es dejar todo lo que estás haciendo para encerrarte en una cueva a meditar, es la habilidad y la vitalidad de la que gozas para vivir ese día a día en paz. Cuando eso sucede, todo en el universo empieza a surgir sin fricción, de manera natural, cuando estás tranquilo, todo te sale bien, cuando conservas la calma, observas como todo pasa.
No es lo que tenemos o lo que sucede sino el cómo lo vivimos lo que marca la diferencia de todo
Comprender que las cosas se pueden hacer una a la vez y hacerlo así, va a llenar tu vida de orden y calma, pero vivir así, no significa que vivas haciendo las cosas con lentitud, el estrés no te da destreza, ni responsabilidad, pero la vitalidad y la serenidad sí. Cuando estas sereno logras pensar, sentir y actuar con claridad, y puedo asegurar que este placer que otorga la paz, no está disponible para unos pocos, está disponible para todos, porque es parte de nuestra naturaleza, así como la sangre que circula por nuestras venas, o el oxígeno que nos mantiene vivos.
¿Cómo se logra esto? Existen muchas técnicas, pero la más simple y la que más ignoramos, es nuestra respiración, conectar con ese acto tan simple, trae a nuestras vidas cosas tan sorprendentes, que podríamos hasta pensar que es imposible. Pero no lo es, es posible, la oxigenación hace maravillas con nuestro cuerpo, con nuestras células, con nuestra mente, con nuestras emociones y con nuestros actos.
Solo requieres de sentarte unos minutos en calma y concentrarte en el sonido que haces al respirar, es el sonido de la vida que te hace estar presente, cuando respiras, tu mente se aquieta, tu cuerpo se relaja, tus células se oxigenan y todo tu organismo funciona saludablemente, fíjate que tan profundas son tus respiraciones, ¿expandes solo el pecho? ¿O llegas a expandir el abdomen?
La forma correcta de respirar, es expandir el abdomen en cada inhalación, de esa maneras permites que tus pulmones se llenen completamente y ocurra todo en tu cuerpo y en tu mente de manera natural, y cuando exhalas, debes oprimir dejando que el aire salga lentamente, en la medida en que te concentras con los ojos cerrados, en estos movimientos que hace tu cuerpo y el sonido que haces cuando entra el aire y vuelve a salir, ya estarás relajado.
Este tipo de respiración lo puedes hacer en cualquier momento y en cualquier lugar, estar relajado, te permite pensar con claridad, sentir con tranquilidad y hacerte una persona más productiva y asertiva. Sentirás que sorprendentemente, eres más paciente y comprensivo, tan solo porque verás que esa persona que no es cálida o respetuosa al dirigirse a ti, es porque tal vez está siendo agobiado por lo mismo que te agobiaba a ti.
Por: Diana Collazos