Introduccion:
Un tema muchas veces vetado pero del que hay que hablar para evitar sus efectos en las empresas.
La vida en las empresas fue por mucho tiempo considerada como una zona neutral, prohibida a los sentimientos, algo que ahora parece ser diferente; en algunos sectores las relaciones amorosas en el trabajo han dejado de ser tabú y en ciertos casos se consideran beneficiosas.
Invertimos tantas horas al día trabajando, que mientras más tiempo se pasa junto a otros, más estrechos se vuelven los lazos, se conoce más íntimamente a quien está al lado, se comparten los asuntos personales y se crea un ambiente favorable para que se desarrollen relaciones que pueden ir más allá de la amistad. Tener un romance con un compañero de trabajo puede resultar excitante y “correcto” o “incorrecto”, convertirse en un interesante escape a la monotonía laboral.
Son tan comunes estas situaciones, que según los expertos, se constituyen actualmente más relaciones en las empresas que en sitios como los bares y discotecas; después de todo, existe la posibilidad de que el amor se encuentre a sólo dos computadores de distancia. Un ejemplo de ello son Barack Obama y su esposa, quienes se conocieron en el trabajo, en un despacho de abogados en Chicago.
En una época donde cada día es más notable el rol del sexo en la sociedad y se recomienda practicarlo no sólo por placer sino también por cuestiones de salud, éste ha ido poco a poco cambiando sus prácticas, llevando a que las parejas innoven en sus dinámicas, conceptos y lugares de realización, al punto de convertirlo en una realidad global, en la que el sexo es llevado a cabo algunas veces por el simple anhelo de innovar o para complacer innumerables fantasías y fetiches de hombres y mujeres alrededor del mundo, mientras que en otros casos es una práctica ejecutada como una forma de aliviar el estrés y las tensiones laborales.
Empresas: ¿regular o no los amoríos en la oficina?
Algunas compañías prohíben estas relaciones de manera tajante, otras las permiten mientras no sean ‘vox populi’ o interfieran en la buena marcha y ambiente del equipo. Por su parte, muchos trabajadores consideran que las empresas no deben involucrarse al considerar estos eventos como aspectos que hacen parte de la vida privada. En este caso, lo más conveniente que pueden hacer las organizaciones es crear políticas corporativas sobre las relaciones amorosas entre empleados, adoptando un código de conducta y normas al respecto, las que en caso de incumplimiento, puedan avalarse como causal de despido. Una medida adicional que suelen tomar muchas organizaciones en estos casos, es tratar de mantener a la pareja en dependencias o departamentos diferentes con el fin de evitar problemas o complicaciones en el entorno laboral.
Factores que influyen para que florezca la atracción
Además del tiempo compartido, un factor que contribuye en este escenario es el hecho de que cada vez hay más personal joven en las compañías, sumado a la incorporación de políticas laborales menos estrictas en este campo que se están contemplando en algunas organizaciones. Así mismo, el acceso a internet y a otras redes sociales es un factor adicional que facilita la comunicación y conformación de relaciones amorosas en la empresa.
Al trabajar en una oficina con las mismas personas con las que se ha laborado por años, las posibilidades de recibir un “flechazo” de Cupido son escasas, caso contrario a lugares de trabajo donde hay gente nueva y las personas socializan frecuentemente; en esta oportunidad las esperanzas de entablar relaciones afectivas se incrementan.
¿Aventura o relación formal?
En cuanto a la percepción que tienen las personas involucradas en estos eventos, algunos las consideran una aventura fugaz, otros hacen pública la relación, mientras que la gran mayoría prefieren mantenerla en secreto por temor a reclamaciones o inconvenientes por parte de la empresa o sus mismos compañeros.
Algunas relaciones pueden basarse en el amor, otras sin embargo, se sustentan en el sexo, lo que no quiere decir que dejen de tener implicaciones emocionales en cuanto a la creación de motivaciones y anhelos entre las personas, las cuales de igual forma esperan sentirse más apoyadas, importantes o especiales para el otro. Éste es un aspecto que debe ser tenido en cuenta en aquellos casos en que no se pretenda generar un compromiso serio.
Frente a cómo son vistos estos comportamientos por personas externas a la pareja, las relaciones entre empleados con el mismo nivel jerárquico suelen verse con mejores ojos que las que se establecen con personas de status superiores, que para el juicio de muchos, se construyen principalmente por asuntos de conveniencia (para obtener ascensos o beneficios económicos), las que en caso de ruptura, suelen implicar mayores repercusiones negativas entre las partes, por cuestiones de poder de uno sobre el otro.
El superior debe mostrar un determinado nivel de exigencia; con una relación sentimental de por medio puede que no existan la objetividad e imparcialidad suficientes o, aunque existan, generalmente los demás subordinados no lo entienden así y ven preferencias donde pueda que no las haya.
Sin importar cuáles sean las intenciones, las posibilidades de crear un ambiente tóxico en el trabajo al involucrarse con el jefe son elevadas, pues aunque quienes mantienen la relación intenten mantenerla al margen de la oficina, el resto de trabajadores puede no verlo así. En este caso, se cree que los vínculos amorosos de hombres con sus jefes mujeres son aún más riesgosos, partiendo del hecho de que a ellas generalmente les ha costado mayor esfuerzo subir a la cima en sus cargos, por lo que tienen una perspectiva más global de la situación y analizan en mayor rango las implicaciones, lo que hace que reaccionen diferente ante la presión para defender lo que tanto trabajo les ha tomado conseguir.
Implicaciones laborales
Según estudios realizados en Norteamérica, el 70% de las personas que han mantenido relaciones amorosas en el trabajo manifiestan que éstas no tuvieron ningún impacto en su vida laboral; un 14% admiten que les ayudaron profesionalmente y sólo un 4% se vieron forzadas a dejar la empresa.
A favor o en contra
A favor: incrementa la productividad
Muchas empresas consideran que las relaciones amorosas en el entorno laboral afectan la productividad de los trabajadores, no obstante, algunos estudios sostienen que las personas rinden más en su cargo si tienen una aventura o romance con un compañero, atribuyendo beneficios para la salud, aumento del rendimiento, la creatividad y el buen humor, ya que gracias al amor, el trabajo deja de ser para muchos una pesada carga y se convierte en el lugar de encuentro con la pareja; los lunes pasan a ser divertidos y las horas extras dejan de ser un martirio. Al respecto, se ha determinado incluso que el 65% de las personas (especialmente mujeres) que se enamoran de un compañero de oficina resultan más productivas.
En contra: puede desestabilizar el grupo
Una relación conflictiva puede causar numerosos problemas y daños laborales colaterales (pérdidas de tiempo, conflictos personales y deterioro del clima organizacional), afectando el rendimiento y armonía del grupo en general. Las escenas de celos o las discusiones, así como las demostraciones de afecto generan un clima incómodo para el resto de trabajadores, alimentan los rumores y peor aún, pueden llevar a una radical pérdida global de productividad, tanto de la pareja como de los demás empleados. Manejar un romance en el trabajo implica ante todo prudencia y respeto por parte de quienes lo sostienen.
Para que la relación no acabe con el trabajo ni la empresa.
Se debe considerar que siempre existirán quienes tengan sus ojos puestos en la pareja, dispuestos a comentar “sin que se les pregunte”, si pasan mucho tiempo juntos, si emplean recursos de la compañía para comunicarse, si están molestos por x o y motivo, etc., lo que finalmente sólo contribuye a generar mala energía. Para que una relación sentimental no interfiera con el trabajo han de tenerse en cuenta las siguientes normas:
Escoge tu pareja sabiamente. Lo más recomendable es que se encuentren en la misma posición laboral. No querrás que otros piensen que tu próximo ascenso, por el que tanto has trabajado, esté relacionado con tu desempeño en la cama.
Se prudente. Evita las expresiones de afecto y el contacto físico en frente de otros. Así los demás sepan de la relación, los besos, abrazos, apodos, cartas, regalos y conversaciones interminables en los chats pueden crear un mal clima laboral.
No confíes en nadie. Hasta tu compañero (a) más querida puede ser una olla a presión a la hora de guardar un secreto. Si se presentan discusiones, no debes comentarlas con otros ni hablar mal de la otra persona, esto da cabida a los chismes y rumores. Los demás empleados no deben enterarse si se encuentran disgustados o atraviesan su mejor momento.
Evita los conflictos de intereses. Cuando las personas están enamoradas, muchas veces les es imposible ser objetivos sobre el otro, ya que no se analizan imparcialmente los defectos, lo que puede traer serios problemas en el lugar de trabajo. Por esa razón, lo mejor es mantenerse al margen y ser imparcial.
Enfócate en ser excelente en tu trabajo, mantén la profesionalidad y rendimiento en todo momento, que no se note que son pareja o tienen un romance. El primer paso para iniciar una relación, es no dejarse distraer de las responsabilidades laborales.
Y por último pero no menos importante, recuerda no utilizar el correo de la empresa para enviar mensajes amorosos o íntimos, éste es fácilmente accesible por otras personas, no solamente te pondrás al descubierto sino que puedes terminar siendo el blanco de las burlas.
Si mantienes lazos amorosos o sexuales con un compañero (a) de trabajo, no permitas que esta condición interfiera en tu productividad, preserva tu imagen y todo lo que has construido profesionalmente hasta el presente.
Amor y trabajo pueden combinarse con cuidado y seriedad.