Introduccion:
Una empresa con trabajadores más sanos, protegidos y seguros suele conseguir mayor compromiso y productividad.
Por suerte o por desgracia, hoy por hoy no existen métodos ni pociones mágicas que garanticen la productividad y la competitividad plena de los empleados en sus puestos de trabajo. Sin embargo, lo que es bien sabido por todos los que trabajan por tener empresas responsables, es que un clima de trabajo saludable y seguro no solo favorece la productividad, sino que aumenta el grado de compromiso con la compañía, lo que a su vez se traduce en una mayor eficiencia en el empleo y, por tanto, también en mejores resultados corporativos.
Por ello, la prevención de riesgos laborales y la salud de las personas debe ser uno de los pilares en la organización y gestión de toda empresa, bajo ningún concepto debe ser concebida como una obligación, un gasto económico o un requisito burocrático innecesario, sino como una oportunidad.
En primer lugar, la implantación y correcta ejecución de un buen sistema de prevención de riesgos beneficia a los trabajadores, que mejoran su bienestar físico y emocional, y también reduce el absentismo, las incapacidades temporales y la rotación. De esa forma, resulta más fácil eliminar el bajo rendimiento, crear entornos saludables y seguros, hacer más atractiva la organización y aumentar la capacidad de retener talento. También se mejora la capacidad de concentración y reacción, se disminuyen los accidentes laborales y se mejora el orgullo de pertenencia y la imagen de la firma.
Las compañías tenemos a cargo a un capital humano que explica quiénes somos y qué hacemos. Debemos cuidar, proteger y apoyar a nuestros profesionales; facilitarles los medios y condiciones idóneas, así como instalaciones, equipos y procedimientos funcionales y seguros para los trabajadores, además impulsar entre ellos hábitos de vida saludables.
Sin embargo, tampoco podemos obviar la responsabilidad individual en este tipo de asuntos. Cada uno de los trabajadores debemos velar por nuestra propia seguridad en el trabajo, y también por la de aquellas personas a las que pueda afectar nuestra actividad.
Con frecuencia, el éxito o el fracaso de los resultados respecto a siniestralidad son producto de la disposición y del compromiso de todos. Para que una empresa pueda mejorar continuamente y conseguir una progresiva disminución de su siniestralidad, debe implicar a todos sus activos humanos.
Asimismo, esta apuesta por la salud y la seguridad se vuelve especialmente importante en un momento en que crece la exigencia social a las empresas; se nos reclama que no solo respondamos ante las obligaciones legales, sino que vayamos más allá a través de una actuación responsable y un cuidado hacia los trabajadores, su desempeño y la conciliación con su vida personal y familiar.
En definitiva, una empresa con trabajadores más sanos, protegidos y seguros suele conseguir mayor compromiso y mejor productividad, y por lo tanto será una empresa con un negocio responsable y comprometida. Una empresa prevenida vale por dos.
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