En la actualidad, es común escuchar las palabras Liderazgo
y Comportamiento. Pero, ¿cómo se relacionan?
Pretendo en esté breve articulo explicar en base a mi propia experiencia, la importancia del relacionamiento del liderazgo en la gestión comportamental. Generalmente los objetivos trazados por las compañías no contemplan esté concepto.
A modo de introducción, tiempo atrás un gran líder que tuve me dijo lo siguiente:“Somos lo que hacemos, no lo que decimos”. He podido comprobar su veracidad no solo en el ámbito profesional sino también en el personal. Ejemplo, si necesitamos un lápiz, vamos a creer en aquel que sea capaz de conseguirlo. No en los que explican con excusas las razones por las cuales no lo consiguieron. Nosotros creemos en cualquier persona según su capacidad de hacer, no creemos en lo que nos dice, sino en lo que realmente hace.
Nuestros actos son los que nos definen
Cuando nos mencionan que alguien es buena o mala persona, nos basamos en lo que realmente ha realizado, en hechos concretos sin importar edad; sexo; cargo; etc.
Es necesario resaltar la importancia de lo que hacemos nosotros, los líderes de seguridad, si queremos generar un cambio de comportamiento en las personas que trabajan en nuestra organización.
Como se dice comúnmente, para que cambien los demás, primero debe de cambiar uno mismo. Pero para cambiar uno, primero tengo que convencerme de que puedo hacer las cosas de una manera diferente a cómo las estoy haciendo. Cuando comprobamos que si hago las cosas de una manera diferente, voy a tener resultados diferentes, es ahí cuando descubrimos el verdadero camino al éxito.
Un ejemplo claro es: bajar de peso. Si uno sigue ingiriendo los mismos alimentos y no realiza ejercicios, no conseguirá adelgazar. Esto quiere decir, que si yo hago lo mismo, los resultados son exactamente los mismos.
Actualmente vivimos en un mundo de cambios permanentes, si no cambiamos, quedamos obsoletos o como también se dice, fuera del sistema. Créame, y si no mire a sus abuelos.
Las organizaciones ya no pelean por cambiar, sino por la velocidad en la que tienen que cambiar. Veamos un ejemplo actual; las compañías de teléfonos celulares. Están permanentemente cambiando sus equipos y la tecnología de éstos, para poder ser líderes en los mercados. Lo mismo pasa con nosotros, las personas. Si no nos acoplamos al mundo en el cual vivimos, quedamos fuera.
Piensen cuantos de los que están leyendo, se criaron con teléfonos celulares o internet. Estoy seguro que no muchos. Y si hoy no manejamos un celular o no dominamos internet, no podemos trabajar en ninguna organización de primer mundo.
Vivir el cambio
De la misma manera que se adapta una empresa a los cambios, lo debemos de hacer nosotros como líderes de seguridad dentro de la organización, tenemos que vivir el cambio conjunto con las compañías. De lo contrario, no vamos a ser útiles a largo plazo. No vamos a poder desarrollar una cultura de seguridad dentro de la organización, porque cuando creamos que logramos un comportamiento seguro, se generó otro inseguro por la nueva máquina que adquirimos y no lo estamos viendo.
Los líderes somos el motor de los cambios, sobre todo en los cambios de comportamientos. Se dice que para adquirir un hábito, uno tiene que repetir una acción por lo menos unos 66 días continuos, pero es fácil abandonar en el camino. Esto quiere decir, que para erradicar los comportamientos inseguros dentro de la organización, debemos de ser persistentes en hacer las cosas de una manera diferente.
Cuando hablamos de personas, debemos hacer que se sientan diferentes. Desde la manera de tratarlos (hacerlos sentir valiosos para la compañía) hasta los compromisos generados por ambas partes (el liderazgo y las personas). Las organizaciones no necesitan más a una persona que esté dando órdenes, sino que sea capaz de convencer a quienes trabajan con él.
Tenemos que “venderles las ideas”, decirles cosas como a ellos les gustan escucharlas, empleando un vocabulario apropiado. Esto va a garantizar que no importa quién sea su líder, ellos van a realizar lo que realmente estén convencidos y sea mejor para ellos, por consiguiente para la organización. Las compañías deben de ir migrando hacían un organigrama horizontal, el vertical se está utilizando cada vez menos.
Olvidar el pasado
Por último y para finalizar, me gustaría hacer hincapié en los cambios. Para poder cambiar, hay que olvidar el pasado, de lo contrario no va a ser un cambio permanente. Los seres humanos, tendemos a recordar el pasado y eso nos limita a pensar en el futuro. Lo que realmente ya sucedió no lo podemos modificar, lo único que si podemos modificar es lo que está por suceder. Si llegó tarde, ya llegó, piense en cómo llegar temprano mañana. El cambio es permanente, está en nosotros poder hacerlo a tiempo.
Piensen qué les gustaría cambiar. Los invito a modificar su futuro realizando cosas diferentes. Les garantizo que los resultados van a ser increíbles, porque van a alcanzar sus objetivos. Conversen con sus colaboradores más de lo habitual y podrán ver como ellos también quieren cambiar. Los desafíos son los que nos mueven en la vida. Cumplirlos, es lo que le da sentido a la vida.
Recuerde que: tener un buen ambiente laboral con liderazgos efectivos, personas motivadas y realizadas, no es lo más importante… Es lo único importante.
Autor: Gastón González
Asesor en Seguridad