En este siglo declarado como el del “conocimiento”, la investigación, la innovación y el reconocimiento de buenas prácticas empresariales se deben convertir en atributos propios de la gestión en seguridad y salud en el trabajo. Aprender de las experiencias y aprendizajes de otros, y aplicarlos de manera más amplia en distintos contextos es un reto que las organizaciones deben asumir, de esta forma podrán promover nuevas ideas o sugerir cambios y proporcionar diversas orientaciones sobre la manera más efectiva de identificar los diversos impactos de una intervención en prevención de riesgos laborales.
Las buenas prácticas se utilizan en diferentes contextos para representar formas recomendables de ejecutar una actividad y las mismas pueden servir de modelo para otras organizaciones. En general, el concepto de “buenas prácticas” se refiere a toda experiencia que se guía por características u objetivos y procedimientos convenientes o prototipos adecuados que se ajustan a una determinada necesidad, así como también toda experiencia que ha provocado resultados positivos en la prevención de los riesgos demostrando su validez y utilidad en un contexto específico.
El fomento de las buenas prácticas en la seguridad y salud en el trabajo se relaciona directamente con los actuales planteamientos sobre los criterios de pertinencia técnica y eficiencia de las intervenciones, que abarcan no sólo el sistema de gestión, sino fundamentalmente la satisfacción de las necesidades de las organizaciones conforme a la identificación, valoración de los peligros y a los controles que se implementen frente a los riesgos.
La aplicación de las buenas prácticas
Éstas demuestran como las empresas que se interesan por la salud de sus trabajadores son organizaciones exitosas, con mayores tasas de felicidad, bienestar y productividad, caracterizadas por fortalecer las competencias blandas de sus colaboradores y que gestionan el conocimiento afrontando y fortaleciendo los planteamientos estratégicos, técnicos, educativos y comunicativos, todo esto con el fin de ser competitivos y mantenerse activos ante las demandas del mercado. Al gestionar el conocimiento tácito y explícito se espera socializar, interiorizar, exteriorizar, así como asociar las buenas prácticas para convertirlas en una realidad técnica y sistémica en seguridad y salud en el trabajo.
Diversas organizaciones en el mundo han realizado distinciones de buenas prácticas en la gestión de seguridad y salud en el trabajo, en contextos y con perspectivas muy diferentes, y cada una de estas propuestas utiliza criterios para la identificación y selección de las buenas prácticas. Sin embargo, algunas de las características que se consideran de mayor relevancia son:
- Las estrategias y las acciones parten de unos principios y valores básicos y responden a una perspectiva definida ante el Sistema General de Riesgos Laborales.
- Desarrollan estrategias basadas en la evidencia, y son innovadoras en su aplicación, demostrando capacidad de cuestionamiento e innovación en la promoción de la salud y la prevención de los riesgos laborales.
- Responden a una necesidad identificada y priorizada en Seguridad y Salud en el Trabajo.
- Los recursos humanos que implementan la iniciativa están calificados y especializados en la gestión de la SST.
- Proponen un sistema de seguimiento a los procesos y los resultados de las acciones emprendidas y generan realimentación para la mejora continua.
- Cuentan con una amplia base de participación de los trabajadores ante la gestión de seguridad y salud en el trabajo.
- Promueven de alguna manera la replicación de la buena práctica, entre otras.
Ahora bien, el reconocimiento juega un papel relevante en esta gestión como un acto o distinción que expresa una felicitación o un agradecimiento a las organizaciones que aportan de manera activa en la prevención. Reconocer motiva y promueve la participación frecuente, asegura la calidad y oportunidad así como la excelencia que desencadena en las organizaciones los equipos de alto rendimiento.
Es bastante frecuente que existan barreras o dificultades para la detección y transferencia de buenas prácticas entre organizaciones. Estos problemas pueden deberse al desconocimiento, a la falta de sistematización del saber, a la desconfianza en la información o simplemente a la consideración de que estas transferencias carecen de utilidad. Para las barreras es necesario contar con la participación activa y decidida de la organización. Fundamentalmente, las prácticas tienen que poder demostrarse; es necesario documentar las mismas y dejarlas a disposición de la sociedad con el fin de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores, a las organizaciones y en general a la gestión de seguridad y salud en el trabajo del país y el mundo.
“La aplicación de las buenas prácticas demuestran como las empresas que se interesan por la salud de sus trabajadores son organizaciones exitosas, con mayores tasas de felicidad, bienestar y productividad, caracterizadas por fortalecer las competencias blandas de sus colaboradores y que gestionan el conocimiento afrontando y fortaleciendo los planteamientos estratégicos, técnicos, educativos y comunicativos.”
Por: Gloria Morgan Torres
Vicepresidente de Promoción y Prevención – POSITIVA Compañía de Seguros